Taller de escritura con Reina Roffé

Antes de comenzar a explicar nada quiero dar una nota de aclaración. La entrada de este blog no tiene nada que ver con el taller de escritura que he decidido subir a esta, mi casa.

Dicho esto puedo continuar.

Hace unos días, recibí un email de Reina Roffé para avisar de que comenzaba el taller de Novela, impartido por ella misma. Desde el momento en que recibí el email tuve claro que quería apuntarme, pero había un pequeño detalle que me hizo dudar un poco. Y es que, tras hacer la entrevista de trabajo, quedaron en llamarme esta semana. Y pensé que si me cogían no podría asistir al taller, pues ambos eran por la tarde, por tanto incompatibles. Luego pensé que tendría que darme de baja en el taller... etc. Bueno, tras un par de horas pensando qué hacer me viene mi hermana y me dice que no me apunte al taller porque si no sé qué, si no se cuantos... que luego les dejaria tirados; que lo más importante es el trabajo... en definitiva, no llamé para apuntarme.

La última vez que no hago caso a mi instinto. La última.

La llamada del trabajo no ha llegado y dudo que me llamen mañana o pasado (aunque todo puede ser). El caso es que escribí a Reina para ver si quedaban aún plazas y me contestó que posiblemente sí pero que llamara a Imagina, por si acaso. Al día siguiente llamé a primera hora y me dijeron que no quedaban plazas. Todo mi gozo en un pozo. Así que escribí a Reina de nuevo para decirle que si alguien se daba de baja, por fa plis, que me llamaran.

A las pocas horas me llaman de Imagina diciendo que ha habido una baja por problemas de salud y que si me sigue interesando el taller. ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! Pobre persona la que esté malita, pero dije que sí deprisa.

Y hoy ha sido el primer día de clase. Debo decir que ya asistí a un taller de relato de Reina Roffé (aunque no llegué a terminarlo por incompatibilidad con otros estudios) pero me maravilla esta mujer. Es sencilla, profunda y le encanta ayudarnos a aportar con nuestras ideas.

En el taller de Relatos  no me terminaba de llenar la temática (aunque ella me encantaba). Yo siempre he sido más de novela que de relato. Con los relatos me quedo insatisfecha. Con la novela disfruto cada palabra. Y supongo que por esto he disfrutado tanto de la primera clase.

Hemos leido un extracto de la novela Alexis o el tratado del inútil combate, de Marguerite Yourcenar. Simplemente exquisito. Maestría, profundidad, elaboración en cada una de sus palabras. Y toda la novela es una carta.


Y como de cartas iba la cosa, ese es el ejercicio para la semana que viene: escribir una carta narrativa. Ummm, ya me pululan un par de ideas por la cabeza.


También debo decir que el grupo de este año somos más humildes, más noveles. Más dispuesto a aprender que de ser leidos. Y eso, para los que estamos metidos de lleno en este mundo, sabemos que es lo más importante.

Cada semana contaré la clase y la conclusión que he sacado de ella. En esta primera sesión lo que he aprendido es que me queda un larguísimo camino que recorrer como escritora. Que así sea.

Para terminar, y cambiando de tema totalmente, decir a aquellos que no les gusta que hable de mi vida, de mis aficiones y sueños, que tan solo deben bloquear mis entradas tanto en el rss como en el facebook. Porque en mi blog, en mi flickr y en mi Facebook hablo y digo, cuento y critico lo que me da la gana mientras no viole ninguna ley. Y si luego alguien quiere utilizarlo en mi contra por pura maldad, el problema lo tiene esa persona, no yo.

Y ahora sí, señores, me voy a ver El Ala Oeste de la Casa Blanca.