Menos mal, en serio, porque sinó iría de culo y cuesta arriba. El domingo pasado estuve ingresada en el hospital unas horas a causa de una bronquitis, asma y un cólico nefrítico. La verdad es que las he pasado canutas y a día de hoy (que no estoy recuperada), entre nauseas, vómitos y una flojera que me tiene en cama, sigo pensando qué diablos estoy haciendo con mi vida y porqué me importa tan poco que ésta pase día tras día sin que haya un mínimo cambio en ella. A lo mejor estoy deprimida y no lo sé. No, no estoy deprimida. Estoy insatisfecha. Esa es la palabra. Insatisfecha con una vida que ni quiero para mí ni para nadie, pero mi pasividad me mantiene encerrada en ella y sin el más mínimo intento de cambiarlo, no sé porqué. Los deseos deberían cumplirse como en las películas; al menos algunos. Sí, los míos, aunque sea egoista. Quisiera tener otra personalidad más luchadora, con más voluntad y no tan débil como soy.
En fin, basta de palabras absurdas. Es hora de comer y me esperan en la mesa.
Menos mal que no celebro estas fechas, porque sino... no sería el alma de la fiesta precisamente.
viernes, diciembre 24, 2010
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