lunes, mayo 31, 2010

Final de PCA (Poker Caribean Adventure)

Decepcionada totalmente con el final de este torneo. Desde el momento en el que cayó de la Mesa Final mi adorado D'angelo el torneo perdió un poco de interés para mí pues uno de mis favoritos abandonaba la mesa. Me habría gustado ver un mano a mano entre D'angelo y Reiman, dos pedazo de jugadores que al final, cuando las cosas se pusieron feas, demostraron que los nervios pudieron con ellos.

Una vez fuera casi todos los jugadores, quedaron Ty Reiman (21 años), con 30.000.000 en la mesa; Harrisond Gimbel (19 años), con 19.000.000, y Barry Shulman (63 años), con 1.300.000 de fichas. Shulman consiguió remontarse un poco hasta llevarse casi cinco millones pero con la diferencia de fichas que había entre él y los otros dos jugadores, tuvo que jugarselo en un All In, que por supuesto, perdió ante Gimbel.

Una vez fuera Shulman, comenzó el mano a mano entre mi Reiman y Gilman. Éste último jugador era más agresivo que Reiman y lo demostró con tres All In que acojonaron soberviamente a Reiman. Se puso nervioso y ese fue su final, pues cometió el mayor de los errores que puede cometer un Pokero: no ver el farolazo que se estaba marcando el contrincante. Y todo por los nervios. Gimbel tenía en mesa carta mayor al As; Reiman tenia escalera desde el Flop y el muy gilipollas se acojonó y no fue. De ese modo perdio casi 12.000.000 en la partida y eso terminó por desconcentrarle.

La siguiente jugada fue un All In. Gimbel pareja de 10. Reiman, pareja de 8. En el Flop sale un diez, dando trio a Gimbel. En el Turn salió un 8, dando trio inferior a Reiman. El pescado estaba vendido. Y a menos que saliera un 8 en el River, Reiman quedaría en segundo puesto. La Jota en el River proclamó vencedor de la PCA a Gimbel y a Reiman le deja con la cara echa un cristo cuando durante las ultimas mesas del torneo había sido Lider de fichas.

Esto es el Poker. No importa lo alto que estés. Si el otro jugador sabe mentir mejor, te tirará de tu torre.

Los premios:

Harrison Gimbel: 2.200.000 $

Ty Reiman: 1.750.000 $

Barry Shulman: 1.300.000 $

En este caso no podemos poner en práctica las palabras de Juan Ramón Jiménez "benditos primeros segundos puestos", pues en el Poker nadie se acuerda de los segundos. Solo de los vencedores.

Y el vencedor de este PCA ha sido, con diferencia, Harrison Gimbel, de 19 añitos. Enhorabuena a los premiados.

Y como nota personal: enhorabuena a los vencidos.

domingo, mayo 23, 2010

Lost Season Final

En mi casa todos somos Losties.

miércoles, mayo 05, 2010

Un minuto de silencio por los caídos.

(Si eres fan de Lost o no has visto los últimos episodios: CORRE Y VETE DE AQUÍ).

Me siento triste. Si, esa es la palabra que define mis sentimientos ahora mismo. Son las 23:24 pm y antes de marcharme a la cama quiero expresarlos sin cortarme. Y es que hoy han caido cuatro grandes amigos míos. Mios, y posiblemente tuyos también. Cuatro personas que desde que les conocí robaron mi corazón y me hicieron sentir sensaciones que jamás pensé que podría vivir. Cuatro personas que, por su increible personalidad, me hicieron pensar si no estaría equivocada en muchas ocasiones, cuando me paraba a pensar sobre las cosas de la vida. Personas que consiguieron que acabara creyendo en la posibilidad de que se puede cambiar si es necesario. Me hicieron reir con los chistes que contaban, con su sarcasmo y, a veces, cinismo. Me hicieron llorar cuando sufrían. Mi alma se afligía cuando eran heridos e incluso cuando cometían errores, pero también me demostraban valentía al reconocer sus fallos. Les escuché pedir perdón y me emocioné. Cuatro personas que me sacaban de la rutina un día a la semana. Hasta hoy. Porque han muerto.

Estoy hablando de Said Jarrah, Frank Lapidus, Jin Kwon y su esposa Sun. Cuatro personajes de la serie Lost que han visto sus vidas truncadas por las apetencias de unos guionístas que, si bien son muy buenos, a veces les da por jugar con las emociones de los fan(atico)s como yo y pierden ese respeto que a veces les mostramos.

Cuando vi Lost por primera vez quedé profundamente atada (unida) a las cuarenta y seis personalidades de un grupo de personas que luchaban por vivir en una isla "desierta" tras sufrir un naufragio. En esa isla les torturaron, les atemorizaron, secuestraron, mataron, asesinaron, condenaron, les enloquecieron, les mutilaron, les robaron y les prohibieron ser libres solo por el hecho de ser especiales. Aun así, buscaron la manera de sobrevivir, de reunirse con sus seres queridos que habían colisionado en otra zona de la isla, de convivir con extraños hasta convertirse en verdaderos amigos y luchar contra quien fuera para salvar sus vidas. Se hicieron amigos de aquellos que les torturaron y mataron viendo que se habían equivocado y les pidieron perdón por las atrocidades a las que les sometieron. Hubo redención y perdón. Pero aún así, poco a poco, el grupo fue menguando.

Hoy, seis años después, puedo contar con los dedos de las manos a los supervivientes del vuelo 815 de Oceanic y creo que me sobran cuatro dedos, si no he contado mal. A la serie le quedan cuatro episodios y acostumbrados a ver las caras de persona(je)s que te han hecho feliz durante tantos años, se hace muy duro y difícil asumir que ya no les volverás a ver.

Ya no volveré a escuchar la sabiduría de Said, un hombre entrenado para torturar y matar, aún en contra de su voluntad y que durante el resto de su vida imploró perdon por todo lo que le obligaron a hacer. Y todo por el amor de una mujer que jamás llego a entregarle todo su amor porque se la arrebataron justo cuando consiguió su corazón.

De Frank Lapidus, un hombre que debió morir el día que se estrelló el avión y que, por los caprichos de la vida, ese día no pilotaba. Pero su sentido de la conciencia le obligó a viajar a la isla para salvar a todos los supervivientes.

A Jin Kwon. Un hombre que luchó y vendió su honor y su moral por conseguir a la mujer que más amó en la vida. Un hombre que tuvo que ser humillado por continuar al lado de la persona que le entregó su vida, a pesar de que él era el hijo de un humilde pescador.

De Sun Kwon, una mujer coraje que superó la barrera de la brutalidad de su padre, del tiranismo de su cultura occidental, del maltrato psicológico y que por encima de todo consiguió ayudar a su marido a enfrentarse a sus propios errores y le devolvió el honor y la moral. Una mujer que regresó a la isla para volver a estar al lado de su marido y morir junto a él.

Cuatro persona(je)s que en nuestro corazón existen y siempre existiran.

Si has llegado hasta aquí debo decirte que hablo con el corazón de una fan, de una persona que se adentró en lo profundo de la historia para convertirme en un personaje más de la trama. He llorado, he sufrido, me he enfadado mucho, tanto con algunos personajes como con los guionistas (que al fin y al cabo ellos son los personajes o al menos les dan vida), he sentido cada beso, cada abrazo, cada alegría de ver una vez más a un amigo al que creían muerto. En definitiva: he sido una Lost. Y hoy he perdido a cuatro amigos. Cuatro buenos amigos.

Said Jarrah. Frank Lapidus. Jin Kwon. Sun Kwon.

Námaste.

martes, mayo 04, 2010

"El suicidio es lo normal"

-Hola, buenas tardes.
-Buenas tardes. Síentate, por favor. Te llamas Francisco Martínez. ¿Correcto?
-Así es.
-¿Has traido curriculum?
-Sí, aquí está.
-Umm, interesante. Bueno, cúentame un poquito lo que has hecho. Aquí dice que has trabajado como operador en la empresa de Vodafone.
-Sí.
-¿Y qué tal?
-Bien, mucho estrés, pero bien.
-Trabajaste durante tres meses. ¿Por qué lo dejaste?
-No, no lo dejé. Terminó el contrato.
-¿Y no hubo posibilidad de que te hicieran fijo?
-Bueno, usted trabaja en una ETT. Como bien sabrá, los contratos temporales son los que dominan el ámbito laboral.
-Sí, pero a veces cogen a la gente y les hacen fijos.
-Sí, es cierto. Recuerdo que a mi padre cuando era joven le hicieron fijo en su empresa. De esto hace como veinticinco años. Ahora está jubilado.
-Bueno..., también has trabajado en una fábrica de manipulación de papél. ¿Qué tal este?
-Un buen trabajo.
-Duraste un mes.
-Si, otro trabajo temporal.
-¿Y este? Grabador de datos para el Corte Inglés.
-Un trabajo muy cómodo y bien pagado. Fue una experiencia interesante.
-Un trabajo de dos meses, por lo que veo.
-Así es.
-Veo que tu curriculum está plagado de trabajos de corta duración en los últimos trabajos.
-En efecto.
-Um, me niego a creer que no te hayan querido coger fijo en alguna empresa. ¿Qué crees que falla?
-Los contratos temporales y de fin de obra.
-Ya veo. Díme una cosa: Si te ofreciera un trabajo fijo desde el principio, ¿lo aceptarías?
-Dependería de muchas cosas.
-¿Qué cosas?
-De si es el trabajo en el que quiero echar raices.
-Vaya, vaya. La cosa se va poniendo interesante. ¿Qué trabajo es en el que querrías echar raices?
-Un trabajo que tuviera que ver con mis estudios.
-¡Pero hombre! ¡Eso lo queremos todos!
-Pero usted estudió para trabajar aquí, ¿no?
-Sí, claro.
-Entonces usted ya tiene lo que todos queremos.
-Hombre, exactamente no es lo que yo quiero...
-¿Cuantos años lleva trabajando aquí?
-Once.
-¿Y en once años no ha hecho nada para poder dedicarse a lo que quiere?
-No...
-Esa es la razón por la que yo acepto trabajos temporales. Ese dinero me permite vivir y prepararme para cuando llegue el trabajo al cual dedicaré el resto de mi vida. Por el contrario, si echo raices en un trabajo, serán tan gruesas y tan duras que no podré cortarlas cuando tenga la oportunidad que estoy esperando.
-Pero echar raices en un trabajo es lo normal.
-Echar raices en un trabajo es lo normal si no esperas más de la vida. Pero para una persona que tiene sueños, metas y ganas de alcanzarlas, echar raices en un trabajo es suicidarse lentamente.
-Hombre, tanto como suicidarse lentamente...
-¿Ustéd es feliz en este trabajo?
-...
-¿Lo es?
-...No.
-Lamento decirselo, pero se está suicidando lentamente al aceptar la derrota, creyendo que ha estudiado para ofrecer contratos basura a la gente. Ha echado raices.
-Pero es lo que hace todo el mundo.
-Claro, porque suicidarse lentamente es lo normal. Es el disfraz que la sociedad le ha puesto a la derrota.
-Francisco, me estás rompiendo la moral, macho.
-Lo sé. Por eso yo solo he trabajado temporalmente. Para que mi moral esté intacta.
-Am... Oye, Francisco, ¿tú que has estudiado?
-Psicología.
-"Será cabrón".
 

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