martes, noviembre 20, 2007

¿Soy escritora?

Recuerdo con mucha nostalgia mis tardes de lunes a viernes en la única biblioteca que teniamos en el barrio, cómo pasaba las horas leyendo libros y comics, en especial los de Mortadelo y Filemón, sin olvidarme de la biblioteca "Elige tu propia aventura". Esos libros fueron los que despertaron en mí la faceta de usar la pluma para algo mas que para desenroscarla, sacar la mina de tinta y apretar hacia dentro la bolita que llevaba en su interior. De hecho, si tuviese que darle a alguien las gracias, supongo que sería a sus creadores. Porque siempre he sido creativa e imaginativa (soñadora me llamaban, que equivocados) pero ellos me iniciaron en un camino que, desde que lo emprendí, se convirtió en mi una forma de expresión y evasión de todo. Comencé con cuentos que nunca terminaba o bien porque los perdía en el colegio o me aburrían. Luego lo intenté con la poesía pero descubrí que era demasiado pequeña como para entenderla, mucho menos plasmarla en papel. Y como me sentía algo frustrada me fui a la papelería y me compré mi primer diario. Escribía todo cuanto sentía pero temiendo que lo encontrase alguno de mi familia, lo rasgaba del cuaderno y lo tiraba. Las pocas hojas que quedaron sirvieron para copiarle a un compañero su cuaderno de dedicatorias absurdas que tanto nos gustaban por aquel entonces. Con los años, las últimas paginas se llenaron de críticas cinematograficas (de cosecha propia, of course). Entonces, un día, a la edad de catorce años, mi madre me regaló un cuaderno infantil con pajaritos en las páginas (una ridiculez, la verdad) y como no pensaba escribir mis lamentaciones en él, ya que no tenía candado, lo guardé en la estantería. Haciendo limpieza, mas adelante, lo saqué y decidí usarlo porque empezaba a conocerme interiormente y descubrí que guardaba una gran rabia contra este mundo y sus habitantes. Así que empecé a escribir sin saber qué era lo que hacía. "El día se había levantado soleado, un día con el cielo abierto en el que corría una débil brisa que juntaba los distintos aromas del pueblo". Esa fue la primera frase que dio comienzo a lo que hasta ahora es mi novela mas sacrificada. Las hojas se escribian solas y en mi interior deseaba crear un personaje de mi edad llena de ira, de rabia, ansiando vengarse de todos. Y así ocurrió. Pero como con todo, acabé aburriendome y la abandoné durante algunos años. Volví a retomarla a los dieciseis o así, escribiendo a máquina (super antigua e identica a la que usaba Jessica Flecher en "Se ha escrito un crimen"). Cuando el rollo de tinta se quedaba seco optaba por usar papel de calco y así escribí otras tantas páginas. Nuevamente la abandoné para retomarla a los dieciocho. Leyendo lo escrito supe que no eran mas que un conjunto de hojas unicamente utilizables para hacer una buena fogata. Era mala y no se dejaba leer. Reescribí todo y de nuevo me aburrí. Así me pasé bastantes años, llenandome de emoción para luego perderla. Hasta que, supongo, maduré y decidí continuar con lo que me llenaba y empecé desde cero. Documentando la novela y escribiendo relatos a su par. Vi un día que fallaba algo en la escritura y decidí reescribirla por completo; desde cero. Ahora está mucho mejor y de ella he aprendido qué es lo que no tengo que escribir para parecer buena, o intentarlo. Luego llegó su competencia, Vivir en consecuencia, que está escrita con sangre pero que tampoco he terminado. A día de hoy tengo seis novelas comenzadas, ninguna terminada. No porque me dé pereza sino porque cuando me bloqueo con una, continuo con otra, y así avanzo poco a poco. Pero lo importante es escribir, escribir y escribir. Y por su puesto leer.
He de reconocer que cuando la gente me pregunta a qué me dedico ya no soy tan sincera como lo era antes. Hace tiempo no tardaba en contestar "soy escritora" porque así lo sentía y lo sigo sintiendo. Me considero escritora desde hace casi cinco años, pese a llevar escribiendo desde los nueve años. Pero es difícil soportar las burlas y guasas de la gente cuando lo único que haces es responder a sus preguntas. No lo ven un trabajo serio... es mas, lo ven como un hobbie. No, no es un hobbie, es mi trabajo. Lo único que me ayuda a continuar adelante. Porque escribiendo es como me comunico. No tengo otra manera de hacerlo. Pero hace tiempo que oculto lo que soy y es vergonzoso por mi parte porque es como el que reniega de su religión. Somos lo que somos porque así lo decidimos, no debemos dejarnos llevar ni por los prejuicios sin argumento ni por las burlas.
Soy escritora y lo grito con todas mis fuerzas. Porque lo soy, porque así lo siento y porque así lo juran todos mis escritos. Y no me vale que la gente se excuse diciendo que escritor es el que publica porque sencillamente es falso. Escritor es el que escribe obras; el que publica difunde su creación y cobra por ello.
No voy a negarlo, quiero publicar, es uno de mis sueños, pero si no publico ahora ya lo haré mas adelante. Y si no lo consigo porque mi talento no sea el suficiente, tampoco importará. A decir verdad, publicar no me hará sentir realizada. Solo es el resultado de que tu trabajo sea reconocido. Sin embargo, es tan largo el camino del escritor que creo fervientemente que debe poner la mayor parte de su atención en sus obras y no en sus sueños. Porque no olvido esas tardes en la biblioteca, cuando aun no sabía a lo que quería dedicarme, y comprendo que disfruto unicamente con las letras que empuñan mis dedos.
Puede que para lo demás solo sea una fantasiosa, alguien que vive de sueños. Pero claras tengo dos cosas: que de sueños no se vive y que soy escritora. Asi que, me presento:
Me llamo Rebeca Rodríguez y soy escritora desde los nueve años.
 

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